Aprender a aprender implica tener paciencia con el proceso (…), implica poder apropiarse de un conocimiento nuevo y darle sentido en la propia vida: darle vida. E implica, además, una exigencia: la autonomía.
Estábamos llegando al final de septiembre cuando, ordenando mi escritorio, pensé: tengo que escribir “hoy es 19”. A los pocos segundos me di cuenta de ya habían pasado unos días de la fecha prometida. Por supuesto me castigué un poco bajo la forma de “cómo no lo puse en la agenda” y también intenté consolarme con “bueno, tengo que aprender que a veces no puedo con todo”. Inmediatamente resolví que en la siguiente carta hablaría de esto, aunque no sabría cómo. Con los días fue tomando forma: la palabra clave en todo ese discurso fue aprender.
Estuve, desde entonces, pensando en esta publicación, tomando nota mental de cada cosa que estaba atravesada por esa palabra, por esa experiencia. La tarea no fue difícil ni fácil, diría que fue orgánica. ¿Por qué?
Porque entendí que aprender es algo de todos los días.
En la carta que mandé en agosto conté que había tenido una experiencia muy movilizante con la música y, desde entonces, aprendí a relacionarme con ella de una manera distinta. En realidad, tendría que decir que aprendo todos los días a relacionarme con ella de una manera distinta. Pero si voy un poco más lejos, me doy cuenta de que, a partir de esa experiencia, todo el tiempo aprendo a aprender.
STOP! Si en este momento estás pensando ay, Amparo, ¿qué está diciendo? ¡Siempre con sus cosas raras! Te invito a que sigas, porque te prometo que esto tiene sentido.
En los últimos meses empecé muchas cosas nuevas, todas a la vez. Te habrás dado cuenta, si no lo notaste antes, de que soy una persona extremadamente inquieta: esto me hizo afrontar todos estos desafíos juntos, con tanto entusiasmo como inconsciencia, y esto no lo digo porque implique un peligro, sino porque la motivación inicial me hace olvidar que tendré que atravesar el proceso de✨ aprendizaje ✨. Todo esto puede tener su lado bueno y su lado malo: el bueno es que, si la motivación es real, el primer paso está hecho. El malo es que, en algún momento, puede llegar la frustración. Y acá es cuando aparece lo que dije antes: es importante aprender a aprender.
Aprender a aprender implica tener paciencia con el proceso, saber que hay momentos en que las cosas salen mejor o peor, que no todas las personas aprendemos al mismo ritmo, al mismo tiempo ni de la misma manera, ni nos equivocamos en las mismas cosas.
Aprender, para mí, implica poder apropiarse de un conocimiento nuevo y darle sentido en la propia vida: darle vida. E implica, además, una exigencia: la autonomía.
Con esto no quiero decir que no necesitemos que otra persona nos enseñe: implica que podamos hacer uso de ese conocimiento nuevo sin necesidad de que otro nos asista todo el tiempo. Aprender a aprender, entonces, implica apropiarse de esa motivación, hacerse cargo de ella, atravesar el proceso y, si aparece, la frustración, entregarse a los conocimientos del enseñante, dejarse enseñar y practicar hasta que de la semilla crezca la primera hoja, la primera raíz. Cuando, en soledad, nos descubrimos haciendo algo que antes no sabíamos hacer, entendiendo algo que antes parecía imposible o pensando en formas nuevas de resolver un problema, es que algo hemos aprendido. Y no necesariamente es el contenido de las lecciones: a veces, lo que aprendemos, es simplemente eso, a aprender.
Como aprendiz constante y como persona que practica la enseñanza, creo que no es un detalle menor aprender a aprender y enseñar a aprender, aprender a equivocarse y a hacer de eso un camino nuevo.
Valoro a los enseñantes que me enseñan la autonomía e intento hacerlo constantemente. Y sí, sé que parece muy fácil leerlo, y soy la primera persona en enojarme conmigo si no me salen las cosas en el primer intento: pero aprendo haciendo, aprendo enseñando, aprendo aprendiendo.
Así que, si en este momento querés aprender algo nuevo, hacelo. Si querés revivir la experiencia de aprender algo nuevo porque hace mucho no lo hacés, pero no sabés qué, buscá algo que te entusiasme, y si es algo muy distinto a lo de siempre, mejor. Si estás aprendiendo algo, buscá apropiarte de eso, transformalo en parte de tu vida, no te conformes con depender de algo externo. Todo eso hace la diferencia.
¡Buen aprendizaje!
Gracias por leer 😊
Un abrazo,
Amparo
Los niños aprenden a esperar... Es super interesante todo lo que has escrito y estoy absolutamente y consciente e inconscientemente de acuerdo......El aprendizaje es hermoso en sí , hay que aprender a aprender, como decís.